Entrevista a Daniel Barone
¿Cómo es el proceso de gestación de un programa de televisión?
Un proyecto en televisión es fundamentalmente un trabajo en equipo. Se puede partir de un guión, que no es una obra acabada -como suele suceder en el teatro en donde existe una estructura que es trabajada hasta llegar a lo deseado-, sino que deja muchas zonas libradas a las propuestas de otras áreas, y con esos aportes se va generando una totalidad. Por lo general se comienza con dos o tres capítulos que en el año pueden llegar a ser treinta y nueve, como en el caso de los unitarios, así los guionistas van a ir trabajando sobre lo que ven que se está haciendo. El planteamiento primero se lleva a cabo con el acuerdo de guionistas y productores, luego se hacen las primeras lecturas con el director donde van emergiendo las características de los personajes.
¿Cómo es el proceso de construcción de los personajes?
Si bien hay una línea de proyección de los personajes, son los hechos los que van a determinar esa línea, las situaciones que transiten van a ir formando los personajes y no a la inversa, contextualizada a priori. En el caso de "Vulnerables" [1]nos basamos en las patologías de los personajes para que éstos respondan a esas patologías, y posteriormente la situación dada era transitada por el actor teniendo en cuenta esas patologías. Cuando se toma un texto de televisión puede ocurrir que haya escenas poco interesantes en cuanto al conflicto en sí, pero, transitando la situación con las características de los personajes que fuiste creando, éstos se enriquecen de manera casi caprichosa, azarosa, no tan sujeta a preconceptos. El proceso cuando nos juntamos con los actores es el siguiente: tenemos una escena, hacemos una pasada de texto y extraemos los conflictos; con ello tenemos ganado un cincuenta por ciento del trabajo, y en caso de no visualizarlos, los inventamos.
El personaje de Gimena Soria, creado por Inés Estévez en "Vulnerables", tenía una construcción conflictiva muy compleja por las cargas emocionales que ese personaje traía, entonces cualquier situación que transitase conllevaba las dificultades y problemas que tenía para comunicarse con el entorno. La televisión tiene revancha y cada capítulo es una unidad que en el próximo capítulo podés rever y modificar, no como en el teatro donde una escena tiene continuidad con la otra y después de un proceso de ensayos y fijación no volvés atrás, al menos conceptualmente. En la televisión, por el contrario, es común ir cambiando de rumbo como necesidad del guión. No sabemos a priori el curso de los acontecimientos y en este punto dependemos mucho de la coherencia de los guionistas.
Cuando hacemos cine tomamos el guión y lo desglosamos a fin de visualizar con claridad los bloques conflictivos de acuerdocon los actos que tenga la película, de tal manera que las posibilidades de falta de continuidad dramática, más propia de la televisión, son muy pocas. Esta falta de continuidad dramática en TV es muy riesgosa, dado los tiempos cortos con los que se trabaja, el vértigo con que se graba y los tiempos del actor para el llamado análisis de texto. Técnicamente creo que no se puede hablar de un proceso similar al que se aprende en las escuelas de actuación. Aunar un lenguaje es uno de los trabajos fundamentales a realizar. El género, por lo común, no está definido como en el texto teatral. Hay una intención que pasa por un productor, por guionistas, y pasa también por la personalidad de un director y por la construcción de personajes que hacen los actores. La combinación de todos estos elementos, para que no caiga en un híbrido (como ocurre en algunos casos donde vemos actores que trabajan para comedia, otros para grotesco, otros para drama, toda una mezcla de géneros en un mismo programa), la desarrolla el director, y son contados con los dedos de una mano los directores de actores, lo que hace que el actor, en general, esté solo y tenga que decidir en esta desprotección todo lo inherente a su personaje, y eso me parece destructivo para él, en tanto lo deja en un nivel de exposición innecesaria, obligándolo a tener conocimientos que no tiene por qué tener. Tanto el actor como el director y cada uno de los que participan tienen que estar a disposición de la estructura dramática. Hay actores muy importantes y con una prestigiosa carrera en teatro que están en un proceso de aprendizaje en el trabajo con cámaras y hay cosas que no comprenden, entonces el director tiene que persuadirlos de que las cámaras también están trabajando para la estructura dramática. Hay actores que se destacan por su humildad en el momento de ser dirigidos. Tuve el placer de dirigir actores como Marrale, Alcón, Leonor Manso, todos de otra generación a la mía, y la entrega de esos actores es incomparable. A veces ocurre que tengo más comunicación con actores de vasta trayectoria como los mencionados que con algunos actores más cercanos a mí generacionalmente, que se largan a hacer algo y no pueden controlar la actuación. Al director, cuando tiene ideas e intenciones de trabajar con los actores creo que hay que darle espacio porque en televisión puede ayudar muchísimo. Es muy importante tomar en cuenta la narración de la cámara.
Estamos hablando de una imagen selectiva, que desgarra, que recorta un espacio de realidad, y no sólo eso, sino además recorta lo que el director quiere ver de la actuación. Una cámara mal angulada y un actor ignorando la angulación de la cámara puede tirar por la borda un enorme esfuerzo actoral, así es que en primer lugar es muy importante que el actor sepa para qué lenguaje está trabajando, y que trabaje para eso. Es en vano si un actor que va a transitar emociones en un lugar en que hay cincuenta técnicos y una cámara que lo tiene de nuca, no toma en cuenta el entorno. Es importantísimo que asuma que entra en una carrera o un lenguaje o en un medio donde su trabajo es muy importante siempre y cuando esté combinado con el resto de las áreas. No están solos arriba de un escenario, y puede llegar a ser muy molesto para su expresión actoral el hecho de tener que respetar ciertas pautas (marcaciones, etc.). No es sencillo para un actor trabajar con una cámara cuando a su vez tiene que sentir o tratar de transmitir sentimientos; es por eso que el gran aprendizaje que nos queda, tanto a mí como director como al actor, es encontrarnos en ese intermedio que se da entre la expresión actoral pura y la expresión a disposición de una cámara. No acuerdo con los directores que no trabajan la puesta en escena, la puesta de cámara, que tendría que facilitar el trabajo del actor o por lo menos interpretar la posibilidad de que un actor necesite hacer tal o cual acción, en un momento determinado, y la cámara esté ubicada de determinada manera. El trabajo mío es transitar la escena desde un concepto que al actor, al representarla, le resulte facilitador. De lo contrario comienzan a surgir conflictos que entorpecen el trabajo. Como director, para que un set avance, tengo que plantear la escena para que el director de fotografía ilumine, para que los cámaras sepan qué hacer, para elegir un tamaño de plano, y después hablo con los actores. Si me equivoco con unaacción, y hablo de equivocarme en el caso que los actores consideran la acción poco visceral, poco orgánica, les tengo que pedir disculpas y decirles "bueno, lo siento, girá igual en este texto, sentate en aquel, corré en este otro…". Creo que la admiración recíproca entre actor y director comienza a notarse cuando el director marca cosas que al actor le interesan y lo siente como atractivo para ponerlo en su cuerpo; y los conflictos comienzan a surgir, por el contrario, cuando el director empieza a plantear puestas en escena que el actor siente que ni a palos es lo que haría en esa situación.
Tu trabajo, entonces, se da entre la cámara y el actor.
Absolutamente. Cuando hay para actuar la cámara acompaña; y cuando no, haremos maravillas con ella. Con el director de fotografía delimitamos cuál es la estética en general del proyecto. En este punto el actor suele no estar, pero nosotros lo hacemos participar en cuanto al tratamiento para que actúe, trabaje, en el mismo sentido que el resto. En "Vulnerables" abusábamos de los primerísimos planos, en lentes muy "tele", donde las sensaciones de encierro y desesperación eran imprescindibles, y el tratamiento de cámara reforzaba la expresión actoral.
El actor, en general, aprende a narrar con acciones. ¿Cómo sería la narración del actor en el contexto televisivo?
Desde el punto de vista actoral tiene una función narrativa muy importante, como en teatro o cine. La construcción no varía tanto. Pero tiene que tener muy en claro que su trabajo se va a fraccionar, se va a despedazar, y que se tomará lo mejor. Tiene que saber que no va a tener un espectador que va a estar mirándolo a él mientras mueve un pie y otro actor dice un texto al otro lado del escenario. En televisión no va a quedar en la capacidad de elección del espectador, en ver lo que quiera. Es famoso el caso de actores con bolos pequeños en teatro, sin texto incluso, que con un plumero y una lámpara se transforman en protagonistas. En televisión eso no existe, y si existe es por la narración del director. Puede ocurrir que al ver un ensayo el director vea esa acción y decida contarla, pero tiene que haber un diálogo con el director para que finalmente se vea.
Y tiene que haber un ensayo previo.
Sí, nosotros siempre ensayamos.
¿Aún en tiras diarias?
En relación con las experiencias que tuve, siempre ensayamos. A mí es la única forma en que me interesa trabajar. Hay muchos directores que no trabajan así. La única forma de que un trabajo actoral trascienda en la pantalla es trabajando la actuación en su máxima expresión. Tomando conciencia del tamaño del plano, dónde está la cámara, y esto es importante porque se puede enriquecer más el trabajo y, una vez que el actor comienza a disfrutar con el encuadre, a soltarse, empieza a no desperdiciar acciones y a tener un trabajo mucho más fluído. Cuando hablo de televisión hablo de un trabajo con la imagen, no hablo de televisión como género independiente. Hay muchas cosas de la T.V. que no me representan pero me parece que la distancia entre la T.V. y el cine se ha achicado bastante, ambos son trabajos con la imagen. Sí puede haber una diferencia está en lo que es la escritura, y lo que decía antes con respecto a un guión completo que se trabaja como una totalidad, y no el guión de capítulos donde no se trabaja para lo que va a venir y el riesgo de que sea previsible es mucho menor.
Eso puede ser un estímulo más que un obstáculo.
Es muy interesante, ya que no se trabaja para lo que va a venir; pero a la vez es muy vertiginosa la creación del personaje…
¿Cuál es la participación del actor en este proceso?
Al comienzo de cada proyecto nos juntamos con los actores y éstos dan sus impresiones sobre lo que estuvieron pensando e imaginando con respecto a los personajes, en base a los primeros capítulos. También mantienen charlas con los guionistas donde los actores hacen preguntas con respecto a sus necesidades para construir un personaje, las que en general son del tipo "¿qué va a pasar con mi personaje?", y luego se pasa al ensayo antes de empezar a grabar, fundamentalmente de las escenas más complicadas, y después, el mismo día que se graba se pasa letra con un apuntador, se analiza el texto, se hace un ensayo sin cámara y un ensayo con cámara, y se graba, ese es el proceso fundamentalmente de un unitario. En general se encaran proyectos de corte naturalista, donde la construcción del personaje no va a pasar tanto por la caracterización física como por la psicológica. Claro está que esto no excluye la física pero se trabaja en cuestiones muy puntuales, una forma de caminar, de reír, de manejar lo gestual, pero deviene de la psicológica. Inés Estévez en "Vulnerables" hizo una construcción física muy sutil, de caracterización muy interesante, plagado de tics, de gestos, con un perfil aniñado, un personaje que siempre se tuvo que cuidar en los dos años, autocuidar y ser cuidado, porque estaba al borde de la construcción excesiva, y lo que ocurre en estos casos es que se invaden los géneros, por eso hay que regularlo. De todas maneras depende de la característica del proyecto; en mi caso en particular tuve la posibilidad de trabajar distintos géneros. Hay una cosa que a mi entender tiene que evitar el actor, incluso el más experimentado, y es el "molde".
Hay modelos muy fuertes…
Quizás es tiempo de crear personajes que no respondan a modelos preestablecidos sino a una búsqueda desde lugares más originales y más de esta época. Creo que la televisión creció mucho en estos últimos años también por la búsqueda de los actores y porque estamos teniendo como el privilegio de contar con actores de mucha calidad y experiencia, lo que en otro momento era inalcanzable para la televisión, como Rita Cortese, Alfredo Alcón [2], y tantos otros.
¿Por qué motivos?
Por diversos motivos. Por citar uno, que es triste, es que hay un noventa por ciento de desocupados en la Asociación Argentina de Actores.
¿Qué dificultades se le pueden presentar a un actor formado en teatro al encarar un trabajo en TV?
Un actor de teatro va a tener que pasar por un período de aprendizaje, lo digo con toda humildad, ya que si bien en su trabajo rinde maravillosamente, en televisión hay pautas para respetar, algunas molestas, como marcas donde pararse, un trabajo distante con el partener, no tan físico, no tan acostumbrado a un ida y vuelta como puede llegar a ser el teatral.
¿Qué pasa con la interacción, entonces?
La interacción, por momentos en la filmación es sólo un recuerdo de lo que se hizo en el ensayo. Hemos tenido actores hablándole a un telgopor por una cuestión de espacio. Entonces es como en "La invención de Morel" [3], el actor tiene que proyectar un individuo frente a él que no lo va a tener, y hay un ida y vuelta que no se da en todos los casos de idéntica manera. Hay una contención del desborde actoral muy grande.
¿Y la improvisación?
La improvisación en este medio no se pude dar con tanta libertad como se podría dar en teatro, ya que si yo filmo mi plano y tengo determinadas réplicas con otro actor, al filmar el contraplano debe haber una respuesta a esas réplicas, entonces con los actores que tenemos, actores que tienen gran capacidad de improvisación y enriquecen mucho, como es el caso de Alfredo Casero, que es un excelente actor, pasional, visceral, yo me adapto a él, y en estos casos es difícil que haga demasiados cortes, que juegue un esteticismo donde la belleza prime en el tratamiento de cámaras, es más probable que ponga dos cámaras… y a actuar. De todas maneras considero que el actor tiene que estar preparado para estar a disposición cuando el director lo crea necesario, sin que la cosa sea autoritaria, ya que en general hay mucho diálogo para llegar a este punto y hay mucha comprensión. Personalmente creo que las cámaras tienen que estar a disposición de las necesidades del guión y no del enriquecimiento personal.
En tu caso tenés la ventaja de haber transitado la actuación.
La verdad es que sí. Nunca pensé que iba a ser tan imprescindible mi paso por la actuación. Lo único que estudié fue actuación. No estudié cine ni televisión, y me parece que en estas épocas lo único que puede llegar a marcar una diferencia en un proyecto televisivo es la actuación. En una época en que ya se investigó tanto sobre las cámaras, las posibilidades de sorprender son ínfimas, ya que se han hecho en gran medida y con más estructuras. Cuando me planto en un set, con tres actores y pocas ideas de cámara estoy seguro de que igual las escenas pueden ser muy buenas y esto es algo que me lo da la experiencia actoral que tuve, un terreno ganado que es muy complejo y no se puede incorporar de un día para el otro. En mi caso estudié actuación con el fin de actuar, aún cuando después haya devenido director. Esto hace que al pensar la puesta en escena, la transito como actor antes de plantearla, me sitúo ahí, lo que hace también que esté más cerca del actor por diferente que sea su enfoque. Creo que cualquier técnica que posea el actor puede servir para resolver distintas situaciones, la forma de alcanzar lo que se le exige es un trabajo individual, va a tener que ver con la necesidad de hallar los disparadores para su creación. A mi entender, el actor como persona tiene que descubrir cuáles son los elementos que necesita dentro de este entorno que estamos hablando.
[1] "Vulnerables": programa televisivo unitario (un capítulo por semana en igual día y horario) de la Productora Televisiva Pol-ka emitido por Canal 13 durante los años 1999 y 2000.
[2] Inés Estévez, Alfredo Alcón, Jorge Marrale, Leonor Manso, Alfredo Casero, Rita Cortese: actores de reconocida trayectoria en el medio teatral y televisivo argentino.
[3] "La Invención de Morel": novela del escritor argentino Adolfo Bioy Casares.
Daniel Barone es director de cine y televisión.
Artículo publicado originalmente en Revista Ritornello. Devenires de la Pedagogía Actoral, Año II, Nro. 3, Buenos Aires, 2002, p. 11-17
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